Emunah (fe)

El Rebe Najmán de Breslov contó una historia relativa a un hombre que siempre estaba buscando el bien. De hecho, así era como se ganaba la vida. Era pobre y solía cavar arcilla y venderla. Sin duda, estaba siempre esperando encontrar algo bueno, alguna moneda caída, o algo por el estilo.

Un día, cavando, encontró en medio de la arcilla un diamante. El cavador no sabía en verdad cuanto podía llegar a valer, así que fue a ver a un joyero. El joyero le indicó que el diamante era tan valioso que nadie en ese país tenía el dinero suficiente como para poder comprárselo. Solamente en Londres podría venderlo. Debería entonces viajar a Inglaterra.

El cavador, decidido, se dirigió hacia el puerto de la ciudad. Allí encontró un barco que pronto zarparía para Londres. No tenía dinero para el pasaje, pero fue a ver al capitán y le mostró el diamante. El capitán le echó una ojeada al diamante y rápidamente hizo subir a bordo al cavador. "¡Tú eres una apuesta segura!" dijo el capitán, llevándolo a una cabina especial de primera clase, amueblada con todo tipo de lujos. La cabina del cavador tenía una ventana que daba al mar, y a lo largo de la travesía, en el vaivén de las olas, el hombre se sentaba allí, disfrutando y alegrándose con el diamante, en especial durante las comidas.

Un día, se sentó a comer, con el diamante puesto delante de él, sobre la mesa, de manera de poder disfrutar de su visión. Mientras estaba dormido, el ayudante de cabina vino a hacer la limpieza. Tomó el mantel y lo sacudió por la ventana, y allí fueron las migajas junto con el diamante, ¡Directo al mar! Al despertar el cavador, de inmediato se dio cuenta de lo sucedido, y no le llevó mucho tiempo reconocer que se encontraba en un gran problema. Toda su fortuna se había ido por la ventana. No sabía lo que hacer. El capitán era un pirata que no vacilaría en asesinarlo por el precio del pasaje.

Imaginen los llantos y plegarias que el cavador derramó delante de Di-s, desde lo más profundo de su corazón, durante esos momentos de completa honestidad. Imagine sus apasionados ruegos por piedad y misericordia Entonces el cavador hizo la cosa más importante de toda su vida. En ese momento de juicio supremo, con nada en sus manos, y sin esperanza alguna, decidió que aún se mantendría alegre. Pretendería que estaba feliz, como si nada hubiese ocurrido.

Ese día, tal como era su costumbre durante el viaje, el capitán vino a conversar con el cavador. Qué triviales le deben haber parecido al cavador esas historias de aventuras y puertos exóticos, mientras él estaba allí, sentado, completando la definitiva verdad. Pero pese a eso, representó tan bien el papel de estar contento, que el Capitán no se dio cuenta de nada.

El capitán le dijo: "Yo sé que tú eres inteligente y honesto. Ahora escúchame bien, tengo intención de comprar una gran cantidad de mercadería para vender en Londres, de lo cual pudo sacar una gran ganancia. Pero temo que me acusen de usufructuar de la Corona. Sugiero que la compra la hagamos a tu nombre, por lo cual te recompensaré bien." El cavador vio que era una buena idea y aceptó.

Al llegar a Londres, el capitán falleció. Todo fue dejado en manos del cavador y la ganancia fue de hecho mucho mayor que el valor del diamante. El rebe Najmán concluye esta historia indicando que el diamante no pertenecía al cavador, y la prueba de ello fue que lo perdió. En cambio la ganancia sí pertenecía al cavador, y la prueba es que se quedó con él. "Y esto lo obtuvo porque se contuvo y permaneció alegre (Rabí Nachman´s stories #19).

Es posible que el final de la historia le parezca algo forzada, pero la verdad es que nada en el mundo puede impedirle a D's ejercer Su voluntad. La salvación puede provenir de cualquier lugar, y la ayuda aparece a menudo desde los lugares más inesperados.

Pero: ¿Cómo hizo el cavador para permanecer alegre en los momentos más oscuros?

La vida es como un viaje por el mar: uno sube y baja, constantemente. Lo principal es mantenerse alegre, y continuar avanzando, aún cuando se encuentre abajo y las cosas estén en contra suyo.

Di-s está en todos lados. Más allá del mundo. En cada situación. Aún estando en la peor de las situaciones, uno debe fortalecerse y tener fe en que inclusive allí, uno todavía tiene esperanzas, pues Di-s se encuentra presente también allí.
En nuestra vida cotidiana, a veces nos ocurren situaciones que aparentan ser negativas, pero debemos saber que en realidad esto no es así.

D's es tan grande y exaltado que se encuentra más allá de nuestra habilidad para comprenderlo. Es obvio que con nuestra limitada inteligencia humana nos es imposible comprender Sus caminos. Pero debemos saber que D's es absolutamente bueno, y Su intención es sólo para el bien. El mundo mismo es una prueba de su bondad, siendo que Él, todopoderoso, no necesitaba de la creación.

Vemos en el ejemplo del cavador, cómo mediante la fe total en Di-s, bajo cualquier circunstancia, siempre se puede estar feliz, ya que su misma confianza es la que lo salvó de toda situación.

La fe es el único fundamento seguro para un real crecimiento espiritual. La vida es una sucesión de subidas y bajadas. A veces nos enfrentamos con enormes obstáculos frente a aquello que deseamos conseguir. La única manera de conquistarlos es mediante la fe en D's.

Y el primer principio de fe es conocer y comprender que todo el universo se encuentra bajo el control de D's.

El Templo de Jerusalem