D-ios si Existe (Maimonides)

La existencia obligatoria de Dios.

La existencia de Dios es un conocimiento, es decir, la captación de este concepto, en tanto construcción intelectual, es una labor de nivel cognitivo. Es decir, frente a la definición de fe como un sentimiento intenso de nivel intuitivo, o sea de captación no discursiva, la existencia de Dios representa una argumentación, un discurso estructurado, reglamentado y concluyente. Esta forma de disponer un sistema de pensamiento, en tanto religioso, es sin lugar a dudas un legado de Israel, su expresión terminológica: la existencia de Dios es obligatoria, es decir, lógicamente argumentada.
Dentro de esta argumentación cave destacar los siguientes puntos: Dios es un Ser, pero no como otra entidad; su ontología lo define como "primordial", es decir, eterno y necesario. Su principal actividad con respecto al universo es haberlo creado y mantenerlo según disposiciones específicas. Dios es Creador. La teología planteada por Maimónides en este corpus se asemeja mayormente a una metafísica que a una posición doctrinal, pues dentro de una
doctrina los términos antes mencionados representan realidades dadas como elementos aglutinantes y cultuales, no obstante dentro de Maimónides son realidades de estricto orden intelectual y cave preguntar el por qué. Las comprobaciones de la existencia del Creador no aparecen detalladas aquí, no obstante en sus tratados netamente filosóficos el maestro examinará y expondrá los elementos que sirven de base a su
argumentación.
Ambas preguntas, tanto la realidad metafísica del Creador como tal realidad como ley, podemos explicarlas a través de una historia imaginaria. Cierto conquistador establece su dominio sobre un territorio extendiendo su soberanía sobre nuevos súbditos; sus oficiales prontamente le aconsejan dictaminar reglamentos sobre la población, no obstante el gobernante con sabiduría declara: si mi gobierno todavía no han aceptado, ¿acaso aceptarán mis reglamentos? (Mejilta Itró, 6). La existencia de Dios es descrita por
los sabios en esta parábola como una requisito, conditio sine qua non, de un sistema de normas que seguirán a esta primera aceptación. Maimónides, siguiendo lo expuesto en el Midrash, fija esta condición como encabezado de su corpus legal: sin la capacidad de aceptar la existencia del Creador con todas sus implicancias, en vano podremos construir un
sistema socio-político fundamentado. Por lo tanto, si necesitamos que las normas sean avaladas por la legitimidad de la argumentación racional, la primera de ellas debe ser necesariamente obligatoria. En la pirámide conceptual de Maimónides, la existencia de Dios se describe como axioma, primera causa, motor inmóvil, etc, según el área en cuestión, y este carácter le da su sello metafísico y fundamenta su legalidad.

El Templo de Jerusalem