Comportamiento de los planetas (Maimonides)

Cada una de las ocho esferas en las cuales hay planetas, se dividen a su vez en múltiples esferas, una más arriba que la otra, como membranas de cebollas. De entre ellas hay esferas que giran desde el oeste al este, mientras que otras lo hacen del este al oeste, como por ejemplo la esfera del movimiento diurno, la novena esfera, no habiendo espacio vacío entre ellas.

[3] Las esferas no son livianas ni pesadas; tampoco poseen color, no rojo ni negro u otro. Por consiguiente esto que nosotros las vemos con tonalidades celestes, es una simple apariencia producida por la altura del aire. Tampoco tienen ni sabor ni olor, ya que tales atributos sólo se presentan en los entes materiales, los cuales se hallan bajo éstas.

[4] Todas las esferas que rodean al universo son circulares, mientras que la tierra está ubicada en el centro (de las esferas concéntricas). También algunas de las esferas poseen esferas propias (epiciclos) adheridas a ellas, y estas
esferas no rodean la tierra sino que son esferas menores fijas a esferas mayores que sí giran alrededor del universo en forma concéntrica. (*)

(*) Para explicar el movimiento de los planetas, que a veces suelen moverse con velocidad y a veces con lentitud, los astrónomos antiguos, seguidores de la teoría geocéntrica, declararon que existen, fuera de las esferas concéntricas, esferas que su centro no corresponde al centro de las concéntricas. Estas son de dos tipos: a) esferas excéntricas que rodean el planeta tierra, pero cuyo centro es diferente al de la tierra; b) epiciclos que giran en torno a la órbita de las esferas mayores, los cuales no giran sino en torno a las esferas concéntricas, las cuales giran en rededor del mundo

El Templo de Jerusalem